Siempre me ha gustado consumir o buscar la forma de elaborar los productos que ofrece
nuestra tierra, la realidad es que en nuestra isla, contamos con una gran variedad de frutas
o productos que no consumimos, que se pierden en los arboles y en nuestros patios, que te
sorprendería saber.
Uno de esos productos poco valorados son las pomarrosas, tenemos la suerte de contar
con ellas en grandes cantidades a orillas de nuestras carreteras o en nuestros propios patios.
La pomarrosa viene de Asia y hasta cierto punto podría considerarse por muchos como una
fruta exotica. Pero es tan poco valorada o se sabe tan poco de ella que muchos la consideran
una molestia.
La realidad es que nos pasamos consumiendo y alabando las frutas que no se
producen aquí, a las que en la mayoría de veces sobre valoramos tanto, pagamos por
ellas, no por su sabor y si por la forma en que se ven.
Cuando tenemos las nuestras, las que si se producen aquí, a las que podríamos estar
sacando el mayor provecho, por su alta producción y su valor nutritivo, que no aprovechamos,
apenas vemos o conocemos.
Cuántos se han preocupado por aprovechar ese árbol de pomarrosas que tienen cerca o en
casa, cuántos han buscado información de su valor nutricional y todo lo que nos puede ofrecer
mediante recetas elaboradas en casa, de una manera simple, sabrosa y nutritiva.
La pomarrosa además de su belleza natural en color y sabor es alta en vitamina C beneficiando
de esta manera nuestro sistema inmune, ayudando a reforzar nuestras defensas.
Tanto su fruta como las hojas tienen mucho que ofrecer, así que puedes comenzar a elaborar
recetas con ellas como este dulce, delicioso, suave y aromático, mermeladas, jugos, Té, entre
muchas otras.
La realidad que para mí, la pomarrosa es como transportarme a mi días de niñez, cuando
nuestros padres nos llevaban de paseo; en las orillas de la carretera de San Sebastián a
Mayaguez o de Las Marías a Maricao eran abundantes los arboles.
Nosotros hacíamos paradas en el camino para recoger de ellas, su olor a rosas, su dulce sabor amanzanado, su textura suave crujiente a la vez, su acidez en la boca, todo eso me lleva
a mi niñez y a todos esos momentos vividos, en familia.
Ahora cuando veo un árbol me sorprendo, me alegro de ver su belleza, en una tarde de lluvia,
todavía continua regalándonos su alfombra rosada, dando a todos un banquete visual,
sin conformarse con el que nos ofrece en la fruta. Sin mezquindad regalándose a todos, a
todos aquellos que no sabemos apreciar su belleza, su fruta y su alto valor.
La naturaleza y sus cosas, se da a la vida a los seres humanos y nosotros tan ciegos para no
notarlo.
Ingredientes
6 tazas de agua
20 pomarrosas
1/2 tazas azúcar granulada
1/2 taza azúcar negra
2 cda. vainilla sin color
3 rajas de canela
Lavar bien las pomarrosas
Retirar la semilla, cortar en gajos como vez en la foto
Añadir el agua El azúcar morena
La canela y la vainilla Hervir a fuego altoEn este punto, bajar a fuego medio Hervir hasta espesar y reducir jugos, refrescar a temperatura ambiente, llevar a refrigerador
consumir frío acompañado de queso o galleta
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