25 de enero de 2016

DULCE DE TORONJA

Volver a lo básico está moda, mientras más simple y natural mejor.  Buscamos mantener nuestros cuerpos con la cantidad menor de aditivos y colorantes artificiales. Buscamos mantenerlo libre de todo aquello que pueda representar lo artificial, saborizantes y preservativos que nos hagan poner en riesgo nuestra salud y nos expongan a todo aquello que nos pueda representar enfermedad u obesidad.
Son tendencias en la alimentación, en las siembras y sus procesos. De esa manera vemos como las nuevas generaciones están dando un vuelco a lo “retro” en todos los aspectos de la vida. Las decoraciones de los hogares en lo funcional de ellos, en el uso de energía renovable, en el reciclaje, como se siembra y como se consume.
Esta es una generación que regresa a los “basics”   esos básicos no son otra  cosa que  el sistema de vida de vida que tenían nuestros abuelos y el que nunca debimos abandonar. La nuestra ha sido una generación de intoxicación de consumismo, de enfermedades y excesos. Ese es el resultado de lo que estamos viviendo hoy día.
Estás nuevas  generaciones conseguirán su propósito, siempre y cuando se mantengan apegados a su forma de ver la vida, eso se verá más adelante.
De alguna manera están reivindicando a nuestros abuelos, que de lo simple y natural vivían, sembraban  y se alimentaban.
Así es la propuesta de hoy, simple, dulce, natural; el regreso a los básicos de los que nunca debimos salir. Simplemente fruta, azúcar, agua y fuego. Con estos básicos logramos el más delicioso dulce que podamos imaginar.
La propuesta de hoy, Dulce de Toronja, la receta de mi abuela, realizada según los recuerdos de mi padre, a quien de pequeño mi abuela le preparaba este delicioso manjar.
Las instrucciones dadas según recordadas por él; cuando de pequeño veía a mi abuela prepararle este delicioso postre y cito: Debes dejarle la noche entera en agua, debes escurrir en la mañana, entonces, ella; Cana, hervía la cáscara  (corteza de la toronja), botaba el agua, volvía la hervía,  por tres veces, para que no quedara amarga.
Y de esa manera fue realizado el postre, con el mejor recuerdo de mi padre de cómo lo elaboraba su madre, el resultado, perfecto. Quedando mi padre complacido, rememorando sus años de infancia, cuando en la cocina veía a su madre prepararle deliciosos dulces.
Por eso amo la cocina, porque nos transporta, nos lleva, nos une en la distancia con los seres que amamos, con los que están y los que se han ido, con los que están lejos, con tan solo una aroma, un sabor, viajamos en el tiempo, rememorando, momentos…

Pensamientos, emociones y afectos.

Ingredientes

12 a 13 toronjas medianas
6 tazas de azúcar granulada
8 tazas de agua
1 cda. vainilla
3 palos de canela
1 cda. clavos de especias



Procedimiento
Pelar la toronja, cortar en gajos.  Retirar la pulpa y conservar la corteza.
En un recipiente cubrir con agua, dejar en agua la noche completa.  En la mañana cambiar el agua por una fresca.
Llevar al fuego hasta hervir, tan pronto hierva, retirar del fuego, escurrir el agua, añadir agua fresca hasta cubrir las cortezas, llevar al fuego nuevamente.
Deberás repetir el procedimiento del hervir y cambiar el agua por una fresca por tres ocasiones.
Luego de haber hervido en tres ocasiones, deberás añadir el azúcar
Los palitos o rajitas de canela, los clavos
Añadir la vainilla
Verter las ocho tazas de agua
Hervir a fuego alto
Hasta reducir 
Caramelizar sin secar por completo, enfriar en nevera. Servir con galletas y queso.



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